En numerosas ocasiones, los seres humanos hemos priorizado nuestros intereses egoístas por encima de la verdad, lo cual nos ha llevado a difundir noticias falsas, especialmente en la era de la manipulación y la desinformación.
El segundo obstáculo para alcanzar la verdad son los sesgos cognitivos. Nuestro cerebro busca explicaciones para lo que nos rodea y tiende a aceptar explicaciones incluso si son falsas. Esto ocurre porque está programado para reaccionar rápidamente y proteger nuestras vidas, tal como sucedía hace miles de años.
Es por esta razón que somos tan propensos a creer en teorías de conspiración, ya que nuestro cerebro, en busca de una explicación rápida, siente que ha encontrado respuestas para los temas que nos rodean.
Para acercarnos a la verdad, podemos optar por el camino del pensamiento crítico, el cual es más preciso pero requiere esfuerzo, investigación y experimentación. Por otro lado, podemos tomar el camino fácil, donde aceptamos explicaciones que nos parecen razonables de manera rápida y que demandan poco esfuerzo, pero la probabilidad de que sean falsas y nos equivoquemos es muy alta.
Si bien todos tenemos derecho a tener una opinión, no tenemos derecho a nuestros propios datos o a nuestra propia verdad. Si persistimos en esta actitud, nunca lograremos ponernos de acuerdo y fomentaremos sociedades cada vez más polarizadas y propensas a la violencia.
Disentir de algo o alguien es saludable y completamente normal. La diversidad es la fuente de riqueza del pensamiento humano. Sin embargo, es una grave falta de humildad pretender imponer nuestra opinión como si fuera una verdad irrefutable.
En esta vida, lo más valioso requiere esfuerzo, y la verdad es una de las cosas más preciosas para la humanidad. Por ello, hemos creado la filosofía, que proviene de "filo", que significa amor, y "sofía", que significa sabiduría. Es el amor por la sabiduría, es decir, el amor por esforzarnos para alcanzar el conocimiento y la verdad.
Ha sido este amor y esfuerzo por la verdad y el conocimiento lo que ha impulsado el progreso en la humanidad.
Los prejuicios y las mentiras, independientemente de su origen, y especialmente cuando provienen del poder, nos alejan de la verdad y, por consiguiente, de la solución a nuestros problemas y de la posibilidad de mejorar la calidad de vida de todos. ¡La verdad nos hará libres y también más felices!
Superar nuestra ignorancia y nuestros prejuicios, acercarnos a la verdad y, de esta manera, lograr una humanidad en armonía, justa, compasiva y sostenible, son metas valiosas que debemos perseguir.
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